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Por Javier Martínez Zuviría / Fidel Calisayo tiene 52 años. Nació en Jujuy, hijo de padre tehuelche y madre kolla y se radicó en la zona de Presidente Derqui, Partido de Pilar, hace alrededor de 30 años. Desde que llegó a Buenos Aires trabajó en la construcción y militó en el campo gremial de la UOCRA, donde llegó a ser delegado de obra y hasta uno de los integrantes de la seccional del distrito. Pero durante la década de los noventa, muchas empresas constructoras lo fueron relegando de su actividad, al igual que a muchos de sus compañeros.
Fidel, que nunca dejó su militancia social y política, siguió trabajando en empresas de limpieza y changas dispersas. Cuando hace un par de años se pusieron en marcha los planes Argentina Trabaja, él se hizo cargo de un grupo de gente de la localidad de Presidente Derqui y armó dos cooperativas: El Caudillo Argentino -en la que trabajan treinta personas, haciendo limpieza de barrios y plazas, y colocando veredas y garitas- y la Hipólito Bouchard, a la que pertenecen otras treinta personas que fabrican escobas.
La elección de los nombres de ambos grupos tiene que ver con la filosofía que guía a Calisayo en todos sus actos. “Como originario, son los próceres que más respeto” –dice, y muestra las imágenes de San Martín, Belgranoy Güemes en las banderas que ellos mismos pintaron, las mismas banderas que agitaron con orgullo en el encuentro reciente en Tecnópolis, a donde llegaron con un nutrido contingente que ocupó un vistoso sector de la concurrencia.
Son los mismos integrantes de las cooperativas que cada día, según lo marca el programa del gobierno nacional, trabajan cuatro horas por día para cumplir el convenio, y en las horas libres se dedican a preparar lo que será su trabajo futuro cuando llegue el momento en el que cada cooperativa deberá intentar insertarse en el mercado laboral con alguna actividad. En el caso de los grupos que dirige Calisayo, la idea es comenzar con la fabricación de pañales, para la cual ya tienen una máquina que están pagando de a poco, y desde ahí ampliar sus actividades en el campo textil. Para alcanzar este objetivo necesitan comprar otra máquina que cuesta alrededor de 120 mil pesos.
“Cuando se formalice el tema de los módulos, cada cooperativa va a tener que determinar qué trabajo continuará haciendo –aclara Fidel-. Nosotros vamos a dedicarnos al rubro textil. Nos vamos a presentar como micro emprendimiento para obtener alguna ayuda del estado, pero queremos hacer el desarrollo nosotros mismos. Creemos que políticamente estamos haciendo bien las cosas, porque los mismos vecinos nos piden que no dejemos de trabajar en sus barrios; porque siempre estuvieron abandonados, y hoy los ven limpios, con veredas y garitas.”
«Mi sueño –agrega- es que la inmensa cantidad de argentinos que está sin trabajo, lo tenga. Que la inmensa juventud que abandonó el estudio en la década infame del noventa vuelva al estudio y se prepare para el siglo XXI. Y que los argentinos que han de nacer tengan un futuro mejor que el que tienen nuestros hijos y que el que hemos tenido nosotros.»
Fidel Calisayo fue candidato a concejal y ahora está trabajando para unir otras agrupaciones y volver a presentarse en la próxima elección. Esté convencido de que las cosas hay que cambiarlas desde adentro; por eso sigue militando social y políticamente, y también en el gremialismo en el marco de la CTA de la cual es secretario del distrito de Pilar.
Tiene ocho hijos, algunos estudiando, otros ya recibidos, y cuatro nietos. Dice que sus hijos ya están preparados para lo que viene y eso lo tranquiliza. “Ellos tuvieron la suerte de tener el maestro en casa –dice con una sonrisa-. Ahora yo les digo: dejen que el maestro salga a la calle a enseñar a los demás lo que estamos haciendo.”