Barack Obama se aseguró otros cuatro años en la Casa Blanca con un triunfo en el trascendental estado de Ohio con el que alcanzó al menos 274 votos en el colegio electoral, cuatro más que los que necesitaba. Logró ganar en 25 de los 50 estados del país.
De esta forma derrotó en las urnas a su oponente republicano, Mitt Romney, en una enconada lucha política que duró varios meses.
Hasta pocas horas antes de la elección, varias encuestas anunciaban un virtual empate entre el mandatario y el exgobernador de Massachussetts, con índices porcentuales que se movían entre 48 y 49 por ciento.
Toda la atención estaba concentrada en los estados claves, donde los votantes indecisos podían inclinar la balanza hacia uno u otro partido involucrado en la puja.
Además de Ohio, el más importante entre los territorios pendulares, Obama consigió ganar en Florida, otro de los estados que podían haber beneficiado las aspiraciones presidenciales de los republicanos.
Estas elecciones fueron las más disputadas en la historia de Estados Unidos y llegan a su fin con los republicanos reafirmados en la Cámara de Representantes, y un aumento de demócratas en el Senado.
Tras conocer los resultados de los comicios, unas 10 mil personas celebraron el triunfo de Obama en el centro de convenciones McCormick Place, en Chicago. Afuera, desafiando una fría noche lluviosa, otros miles de partidarios cantaban y saltaban, arrojando al aire sus gorros de lana.