Por Ariel Spini | La historia contará que en una calurosa noche catamarqueña, el campeón que vagaba por los últimos puestos del Torneo Eva Perón – Copa Evita Capitana, resurgió. Así como el Fénix volvió de sus cenizas, Arsenal de Sarandí renació luego de caer goleado ante Vélez Sarsfield y en menos de una semana logró levantarse para estirar las manos al cielo mostrándole una nueva adquisición a los astros.
En sus diez años en la Primera División del fútbol argentino sintió, primero, la alegría de consagrarse como el campeón de la Copa Sudamericana, luego obtuvo la Suruga Bank. Hace tan sólo algunos meses, cuatro y medio, se quedaba por primera vez en la historia con un torneo de la categoría más importante de la Asociación del Fútbol Argentino.
En la noche del miércoles 7 de noviembre escribió una nueva página en la historia de un club que surgió como la tercer fuerza del partido de Avellaneda. En Catamarca se enfrentó a Boca Juniors, uno de los equipos más importantes del mundo, dueño de 18 copas internacionales y 24 campeonatos nacionales. Al cabo de los noventa minutos, ninguno de los conjuntos logró abrir el marcador y llegó el momento de la definición por penales.
Desde los doce pasos hubo un solo héroe, Cristian Campestrini, el dueño de las nuevas manos de Dios para los fanáticos del Arse. El arquero detuvo tres de los penales que le ejecutaron para arrodillarse en el verde césped a esperar el abrazo de sus compañeros que le otorgaron a la institución el cuarto título en apenas diez años entre los clubes de elite.
Los del sur del conurbano bonaerense comienzan a cerrar un año espectacular, en cada uno de los semestres lograron dar una vuelta olímpica y con la segunda reivindicaron el primer triunfo. Sarandí puede festejar y recordar el 2012 como, por el momento, el mejor año en su historia.