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Por Agustín Espada / Quien mal anda, mal acaba. El refrán es conocido y en muchos se hace más que efectivo. El camino de Huracán ha sido mal andado desde hace muchos años, sin embargo, el suplicio de su gente y el de una institución que fue de las más prestigiosas del fútbol argentino parece no acabar nunca. Sábado tras sábado, fecha tras fecha, los hinchas se ilusionan con un equipo que despierte y logre sacar al Globo de esta situación pero en vez de respuestas alentadoras reciben, cada fin de semana, peores noticias.
Último en la tabla de posiciones y decimonoveno en la tabla de los promedios del descenso, el equipo dirigido por Juan Manuel Llop ganó dos partidos en todo el torneo y suma apenas nueve puntos en los doce partidos que ha disputado. La situación es más que preocupante y más con un equipo que parece no dar atisbos de respuesta en el campo de juego.
El último sábado, Huracán fue goleado tres a cero en Paraná por Patronato. El resultado no sólo acentúa la crisis futbolística sino que también demuestra los problemas anímicos de equipo que parece no poder sobreponerse a las adversidades. La falta de generación de situaciones de gol sumado a los horrores defensivos que acumula partido tras partido el conjunto Quemero componen el cóctel que ha hundido al Globo a posición de descenso a la B Metropolitana.
Nada parece haber quedado en el club de aquel brillante equipo dirigido por Ángel Cappa en el Clausura 2009 que proyectó a Huracán a la primera plana del fútbol mundial por la estética y el nivel de su juego. Desde la pérdida de aquel torneo en adelante, el club se encuentra sumido en una crisis institucional que ha hecho que pese a los cambios de presidente, entrenadores y jugadores, los resultados no se consigan.
Alejandro Nadur, presidente que los socios del club eligieron en 2011 tras la renuncia del repudiado Carlos Babington, ha conseguido refuerzos de renombre para un inicio de temporada que lo encontraba a Héctor Rivoira como director técnico. De la mano del “Chulo” –en su segundo paso por la institución tras un proceso en el 2009- llegaron al club grandes referentes como Eduardo Domínguez –defensor central y sobreviviente de aquel equipo de los “ángeles de Cappa”-, Hugo Barrientos –volante central querido por los hinchas por ser protagonista del último regreso del club a Primera en 2007- y Matías De Federico –emblema del buen fútbol desplegado por el Globo en el subcampeonato del 2009-.
A pesar del retorno de estos jugadores, sumado a la incorporación de otros de gran jerarquía como Walter Busse –ex Independiente y Gimnasia de Jujuy-, Daniel Vega –goleador de último paso por Almirante Brown y reconocido simpatizante del Globo- y Jerónimo Barrales –ex Banfield, Recreativo Huelva de España y de paso por el fútbol chileno-, el equipo no logró acoplarse en las primeras fechas y Rivoira debió dejar el club acosado por los malos resultados.
Juan Manuel Llop fue el elegido en su cargo para levantar a Huracán y conformar un equipo sólido en base a las grandes individualidades que, sin lugar a duda, conforman el plantel quemero. El cambio no surtió efecto en los jugadores y desde que el Chocho asumió como director técnico sólo se cosecharon cinco puntos de 18 posibles. Así, esta campaña se transformó en la peor de la historia para la institución en la segunda división del fútbol argentino.
Luego de la derrota en Paraná, el equipo fue interceptado en el camino de vuelta a la altura de Rosario por integrantes de la barra brava, quienes exigieron un cambio de actitud e insultaron a los jugadores. El mismo mensaje buscaron los socios que trataron de autoconvocarse a la sede para exigir respeto por la historia del club.
La realidad de Huracán indica que a este paso, poco se podrá hacer por salvar al equipo del descenso a la tercera categoría del fútbol argentino. No alcanza con la entrega de los chicos procedentes de las divisiones inferiores, se necesita del compromiso de los más experimentados, de los que llegaron al club para lograr el rápido retorno a Primera y hoy hunden al Globo en el fondo de la tabla de los promedios. No son los únicos responsables, una dirigencia que realizó un esfuerzo enorme para reforzar el plantel con jugadores de jerarquía y mantenerlos al día pero que no respetó los tiempos de ningún cuerpo técnico elegido también es responsable de esta situación.
Compromiso, consciencia y respuestas, eso necesita el hincha de Huracán para volver a creer en un equipo que hace mucho tiempo no responde a su incondicionalidad.