La jueza de la Cámara Federal de Rosario, Laura Cosidoy, aseguró que «existe una guerra por el territorio y el poder entre uniformados» y que hace cuatro años el comisario Hugo Tognoli, sospechado de estar vinculado con el narcotráfico, le confesó que sus superiores le habían pedido que «recaudara».
En Santa Fe se hizo patente el fenómeno que el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, ha puesto en el centro de la agenda política: la red de complicidades entre crimen, poder político y elementos de la Seguridad y la Justicia, trama que si no se desarticula seguirá imposibilitando políticas de seguridad efectivas, y los que es más grave aún, continuará afectando al mismo sistema democrático.
Al igual que cuando al frente del COMFER, dirigió la militancia y la gestión hasta lograra la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Mariotto despliega en toda la Provincia distintos foros en los que la comunidad debate acerca de la agenda central de la seguridad en democracia.
La semana, pasada, en una jornada histórica, el Senado de la Provincia por unanimidad le dio media sanción a un proyecto de ley impulsado por Mariotto, para deslindar los ministerios públicos de fiscalía y defensoría. Esa iniciativa forma parte del plexo de proyectos que el vicegobernador propone para tratar a fondo los problemas del delito y la seguridad ciudadana de los bonaerenses.
En medio de la profunda crisis institucional que atraviesa el gobierno de Santa Fe por los vínculos entre el narcotráfico y la Policía, la magistrada afirmó, en una entrevista con el diario La Nación, que realizó reiteradas denuncias para que se investigue la supuesta relación entre narcos y policías, pero «todo sigue igual».
«Esa vinculación nunca se dio de manera tan clara e impune como en la actualidad», aseguró, y agregó que «así como la hay entre los narcos, hay una guerra entre policías por el territorio y el poder».
«Hace cuatro años, Tognoli vino a verme cuando era jefe de la División Antidrogas en Rosario. Se lo notaba muy nervioso e inquieto. Parecía preocupado. Me confesó que sus jefes le habían exigido que recaudara para ellos. Entonces hice la denuncia ante la Dirección de Asuntos Internos, que, 24 horas después, inició un sumario», relató la jueza.
Cosidoy añadió que, a pesar de esto, cuando Tognoli fue llamado a declarar «se desdijo de todo». «En su declaración agregó que nunca lo habían presionado. Me quedé tranquila porque tenía testigos de lo que él había dicho».
Además, contó que recibió varias amenazas y hasta dos atentados en su propia casa por investigar la connivencia entre grupos de la policía santafesina y bandas de narcotraficantes. «A pesar de todas las denuncias que hice, nada cambió. Creo que actualmente el panorama es más negro. Nunca había visto una relación tan abierta y evidente entre narcos y algunos uniformados. Antes se cuidaban más», afirmó.