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Por Agustín Espada / El conjunto de Omar De Felippe comenzó el torneo convirtiéndose en una de las sorpresas del mismo consiguiendo 7 de 9 puntos, sin embargo a partir de ese momento el equipo comenzó a hilvanar actuaciones que sembraron dudas tanto en el rendimiento como en la entrega del equipo. Tras un auspicioso arranque, en el que como local goleó 3 – 0 a Boca, el Cervecero hoy se encuentra en una nebulosa futbolística que lo llevó a acumular seis partidos sin conocer la victoria.
Luego de la última derrota como visitante ante San Martín de San Juan por la 8ª fecha del Torneo Inicial Eva Perón, los rumores de problemas en el vestuario comenzaron a aparecer en la entidad del sur del conurbano bonaerense. Con el abultado resultado de 0 – 4 empezaron a escucharse la hipótesis de una supuesta ruptura entre los referentes del plantel – Sebastián Chirola Romero, Miguel Caneo y Pablo Garnier – con el director técnico.
En este clima tenso Quilmes recibió el viernes pasado a Belgrano de Córdoba y demostró tanto un cambio en la actitud como en el juego. Sin embargo, los tiempos apremian, y teniendo en cuenta que es de los equipos – junto con River Plate – que por menos partidos divide en el sistema de promedios del descenso, la falta de victorias comienza a acercar al equipo a la zona baja de la tabla.
Por otro lado, de cara al próximo compromiso por el campeonato – frente a Estudiantes de La Plata el sábado a las 18.15hs – la principal preocupación pasa por la ausencia de Miguel Caneo en el once inicial. El Chino sufre una tendinitis, una inflamación en el tendón de Aquiles, y su reemplazante será otro jugador experimentado y de buen pie como “Chirola” Romero. El ex Boca fue uno de los partícipes de los entretelones de vestuario que salieron a la luz tras una reunión con el entrenador luego de la que realizó polémicos comentarios en la red social Twitter.
Mas allá de la “mini” crisis futbolística que atraviesa el equipo, la institución presidida por Aníbal Fernández – ex Jefe de Gabinete y actual senador nacional- ha sido noticia en las últimas horas por un acontecimiento violento que tuvo lugar en el mismísimo estadio Centenario.
El pasado martes, durante la disputa de un partido del equipo de reserva – frente a Unión de Santa Fe, pendiente de la 3er fecha del campeonato – un cortejo de 200 barras ingresó en la tribuna local con un ataúd en el que se encontraba el cuerpo del hijo del ex líder de los violentos cerveceros, José María Fernández, perteneciente a la facción de Los Álamos. Según integrantes del equipo santafesino, dispararon algunas veces al aire en señal de despedida y al cabo de unos minutos abandonaron la tribuna. Si bien el árbitro del encuentro había sido anoticiado que la ceremonia violenta se desarrollaría en el entretiempo del encuentro, debió suspender el partido unos minutos para proteger a los jugadores de los disparos.
En lo que debe ser tomado como una clara demostración de poder por parte del grupo violento encabezado por el padre del malaventurado joven de 15 años, los encargados de cuidar la seguridad de los clubes de fútbol deberían preguntarse cómo es posible que este tipo de acontecimientos cuente con el visto bueno dirigencial.
Retornando al plano futbolístico, el sábado será el comienzo de una seguidilla de partidos en los que Quilmes enfrentará a rivales de alto calibre – Estudiantes, River Plate, San Lorenzo de Almagro, Colón de Santa Fe, Newell’s Old Boys, Velez Sarsfield y Racing Club – en los que deberá demostrar que un equipo que ha mantenido la mayoría de las piezas de su anterior paso por la B Nacional, puede hacerle frente a los mejores combinados y mantenerse en la categoría. Será momento para que Omar De Felippe espante los fantasmas que sobre su cargo se comienzan a posar y el equipo retorne al buen juego que supo mostrar en los primeros encuentros.