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Por Nadia Valdez | El Programa Nacional de Lucha contra la Impunidad es un organismo dedicado a detectar la impunidad y ofrecer alternativas para combatirla. Depende de la Secretaría Derechos Humanos de la Nación.
Brinda asistencia, acompañamiento y asesoramiento a familiares de víctimas de personas que perdieron la vida por “excesos” o “desviaciones” cometidas por integrantes de fuerzas de seguridad.
El coordinador del programa, Leandro Jarsun, explicó a AgePeBa que realizan un trabajo “colectivo” para identificar la responsabilidad penal de los culpables, ayudando a los familiares.
“Algunos no tienen los recursos propios para poder defenderse y acceder a la justicia, para llegar a la verdad y así al juzgamiento de los responsables penales”, sostuvo.
El programa resalta la lucha contra la impunidad porque, según explicó Jarsun, las personas investigadas casi siempre tienen acceso o cercanía al Poder Judicial, a las fiscalías y, de alguna manera, buscan aprovechar ese beneficio.
“La perdida del valor vida está dado por quien debiera respetar ese valor, nosotros siempre estamos alerta para tratar de que estas desviaciones no se conviertan en cotidianas”, subrayó el coordinador.
Jarsun precisó a AgePeBA que “en la Provincia de Buenos Aires son 800 las causas activas en las que se investigan las responsabilidades de policías en diversos hechos”.
El seguimiento de estas causas es parte del trabajo que consiste, además, en generar un vínculo de comunicación directo entre las familias y las fiscalías, asistencia psicológica en los casos que se requiera, subsidios económicos para quienes no pueden afrontar los gastos durante el proceso de investigación y la difusión pública para darle visibilidad a las causas.
“Es un camino que debemos recorrer con mucha paciencia, lo principal es denunciar con nombre y apellido este tipo de casos para comprobarlos y que con dureza se apliquen las penas correspondientes a los delitos cometidos”, explicó Jarsun.
El Programa funciona desde el año 2003, impulsado por un grupo de familiares de víctimas del gatillo fácil en la década del ‘90, como Raquel Wittis, Rosa Schonfeld de Bru y Luis Bordón.