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Por José Luis Ponsico | Dardo Cabo, hijo del dirigente metalúrgico Armando Cabo, dedicado al periodismo, era el líder de la misión que acompañó Héctor Ricardo García, director de «Crónica», diario fundado en el ´63. Cabo, 25 años, afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica, iba acompañado de Alejandro Giovenco Romero, 21 años, militante nacionalista.
Ambos tomaron el control del vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas, pocas horas después de la partida del aeroparque «Jorge Newbery». Con ellos viajaba la periodista y escritora María Cristina Verrier, 27 años, novia de Dardo Cabo e hija de César Verrier, juez de la Suprema Corte de Justicia hace 46 años.
El grupo se completaba con Andrés Castillo, Ricardo Ahe, Norberto Karasiewicz, Aldo Omar Ramírez, Juan Carlos Bovo, Pedro Tursi, Ramón Sánchez, Juan Carlos Rodríguez, Luis Caprara, Edelmiro Navarro, Fernando José Aguirre, Fernando Lisardo, Pedro Bernardini, Edgardo Salcedo y Víctor Chazarreta.
La mayoría pertenecían a la UOM y el régimen de Onganía, que llevaba apenas tres meses, consideró «delito» el hecho de haber reivindicado la soberanía argentina sobre las islas. El avión bajó en las islas Malvinas a las 9 de la mañana en una embarrada cancha de carreras cuadreras de menos de mil metros de longitud.
Por entonces, Puerto Stanley no tenía pista de aterrizaje y los participantes del «Operativo Cóndor» pretendían denunciar desde el peronismo «el falso nacionalismo del dictador Onganía» como afirmó Dardo Cabo que con el resto resultó embarcado en el buque argentino «Bahía Buen Suceso» quedando detenidos en Ushuaia.
Reafirmar la soberanía argentina significó tres años de prisión para Cabo, Giovenco, Terrier y Rodríguez. El resto purgó nueve meses en Ushuaia. Los primeros quedaron imputados por «privación de la libertad, tenencia de amas de guerra, delitos contra la paz y la dignidad de la Nación», comunicó el gobierno de Onganía.
Dardo Cabo volvió a la militancia y formó parte de «Montoneros». Luego detenido y llevado a la Unidad Penal 9 de La Plata, alojado con otros presos políticos, fue sacado de su celda y fusilado -también el abogado Zavala Rodríguez- a la vera de la ruta provincial 215, cerca de Coronel Brandsen, enero del ´77.